dimecres, 3 d’octubre del 2012

En el arte se encuentra el vacío


"En aras del arte, o escudándose tras él, se han cometido a lo largo de la historia, y se perpetuan hoy día, verdaderas atrocidades. Sus creadores siempre han gozado de impunidad prácticamente divina al ser elevados por encima del vulgo. El arte, concepto parcialmente abstracto y completamente subjetivo en lo esencial, es de difícil definición. 
¿Cómo acotar aquello que por ende depende del sentimiento de uno o mil individuos?"


Susana rellenaba las grietas de las paredes del piso con textos como estos evitando así morir congelada. Cogía una de las mil libretas que poblaban el suelo, las abría en busca de una hoja sin garabatear, vomitaba en ella, la arrancaba sin piedad y la embutía en un hueco cualquiera sin releerlo siquiera. Pasaban los meses y cada vez se asemejaba más a una autómata. No se podía permitir sentir, de modo que fue a aquel garito anti higiénico a dos calles de su piso y se hizo extirpar el corazón. Puesto que la faena fue una chapuza, con 20 euros hoy día no llegas a ningún sitio, le quedó una cicatriz en la rodilla derecha y la necesidad visceral de vomitar en papel de tres a cuatro veces por semana. 

Hoy el viento soplaba con cierta crueldad, tan fuertes eran las embestidas que golpeaban la fachada del edificio que uno de sus lapsus de tinta voló a mis pies. Los ojos se le engrandecían cuando dormía. Me senté en el rincón de la cama que no ocupaban ni ella ni el perro y lo abrí cuidadosamente. Nunca dejaba que leyera lo que escribía. Alisé con suavidad el pedazo de papel. En él describía la primera vez que formó parte del arte, aquella ocasión en que, como ella siempre decía, se convirtió en lienzo. Pintaron su cuerpo cinco, seis veces quizá, tuvo que estar erguida en la misma posición minutos que se eternizaban, pasó frió en una nave industrial en pleno invierno. Cuando contaba la anécdota el auditorio al completo reía, pero lo que allí decía no tenía nada que ver. Susana atesoraba esas horas en la oscuridad. Había logrado lo que ansiaba: desaparecer. Se convirtió en tejido y dejó de ser. Era un mueble más, atrezo. Su reflexión final me erizó la espalda...

"La mano ejecutora contiene la verdad que es el arte. El espectador aguarda a que el talento ajeno lo turbe o lo apasione. Y en ese fuego cruzado soy sin ser, estoy mientras dejo de existir. El vacío. Familiar, dulce y apacible vacío"

Volví a dejar esa epifanía en su grieta. En cuanto suba de peso enyesamos las paredes.

4 comentaris:

Nikté ha dit...

Esto se va convirtiendo en un vómito muy bien expresado.

Suzie Jane ha dit...

Quien tuvo retuvo ;).

Gracias por leerme, Aniuska, significa muchísimo para mi. Mucho.

Un besazo!

Drew ha dit...

Brutal. Ja t'ho he dit. Una prosa que enamora, que t'agafa amb força. Sincerament, aquet m'ha arribat de sobre manera.

Suzie Jane ha dit...

Mil gracies, Drew. Que em llegeixis és un luxe, que em facis una crítica així és un somni.

Un petonàs, preciosa!!!