dissabte, 26 de gener del 2013

Vendetta



Conocedora de la existencia del término medio en estricto sentido teórico Jane representa a la perfección la curvatura de cualquier función exponencial de tercero de BUP. Sus preludios, cautelosos más que suaves, desaparecen de forma cadenciosa en cuanto la piel se somete y el daltonismo metálico e intermitente se aleja reflejado en el retrovisor. Solo precisa de un bocado para abandonarse a la animalidad de ambos y dejar sobre la tapicería, junto a sus gafas, la escasa cordura que ha logrado conservar a lo largo de los golpes. No sabe hacerlo de otro modo y, en realidad, no tiene interés en aprender protocolo a estas alturas, poco le importa hundirse en el barro si sabe que en otro momento aleteará sobre algún sauce. 
Todo aquello es caótico, una locura efervescente de trago largo que anestesia la realidad dándole ese aire a lo Lautrec que tanto la divierte. 
Sentada en la cama y frente a su reflejo en sepia se analiza los pequeños cardenales de las rodillas con una sonrisa a media luz. Se desnuda descifrando con los ojos cerrados matices de cacao, bourbon y madera que han quedado ligados a sus rizos. Le parece sentir otra vez sus manos ciñéndole la nuca, provocándole un escalofrío que hace temblar la estructura de hierro. No alcanza a deshacerse de aquel susurro arañando la espalda en caída libre, una suerte de umami que repta hasta la mudez. Sabe, incluso antes de empezar, que el deseo no hará más que retorcerle el juicio a horcajadas fascinada por sus silencios pero no le importa, no es capaz de ver más allá de su vehemencia contenida en un dedo índice al que rastrea con la lengua.
Se desliza entre las sábanas enredándose en varios suspiros al tiempo que se muerde el labio. La venganza es un plato que se sirve frío, dice. En su caso será caliente.


divendres, 4 de gener del 2013

Discordancias



La retrospectiva es una rutina nefasta aunque en ocasiones vital para la continuidad de la existencia. Me reconozco habitual de este género, reflexivo, aunque tiendo a abusar de ahí que uno de mis propósitos de este nuevo año sea diluirlo. Nunca en exceso, por supuesto.

En ocasiones nuestras necesidades y/o anhelos van en clara disonancia con el murmullo urbano que se cuela por la ventana (se da de bruces con el asfalto carcomido del desencanto). Nos miramos fijamente al espejo con la pretensión de que sea nuestro alter ego quien responda a ese eterno porqué que nos corroe. Su expresión de estupor debería recordarnos que la cosa no funciona así. Y nos lamentamos de las maldiciones a las que nos vemos sometidos, las conjuras judeo-masónicas, los astros mal alineados, el gato negro que cruzó la calle hace una semana y mil etcéteras. Pero... ¿a quién no le ha sucedido?

Alguien conoció a otro alguien bajo una particular espada de Damocles, "dónde estabas hace tres años".
Alguien se cruzó con otro alguien que la amaba libre, y cuando años después recuperó su esencia un tercer alguien le ahuecaba las esperanzas.
Alguien se escondió por miedo mientras transitaba un alguien, y otro, y otro más...

Un buen amigo me dijo hace poco que en el fondo todos buscamos alguien que nos quiera y para quien seamos importantes. Da igual cuantas vueltas le demos, el sentir se antepone a la razón en múltiples ocasiones.

Mi disonancia es caótica, ha girado del revés la realidad dándole una perspectiva nueva y excitante. Tiñe las estaciones, huele a felicidad y golpea el juicio. ¿Miedo? por supuesto, el mismo que siento décimas antes de sacar a galope a un caballo, el mismo que siento cuando solo un pie descansa en el suelo y el resto del cuerpo se aferra a una pared de roca. Pero entonces el viento sacude la piel y una sonrisa se instala en el rostro. No sé comer chocolate llorando su ausencia, que de ríos ya hemos hablado y el mapa lo perdí en la última acampada, y el balido de antes de noche buena me despertó en navidad y luego en año nuevo demostrándome que no hay finales escritos.

Las circunstancias jamás son perfectas, las situaciones alejadas en el tiempo pueden parecernos impecables pero lo cierto es que se colaron cien fantasmas en el transcurso de las mismas.

Hoy brindo por el desconcierto, por la novedad, por la zona donde suceden las cosas mágicas, por los retos y por las adversidades.

¡¡Salud!!