dissabte, 12 d’octubre del 2013

Tal dia farà un any



El frío aparece de golpe, como suele hacer. Sin previo aviso. Las subidas resultan menos dificultosas gracias al empuje del viento, que se arremolina alrededor de las caderas y asienta el paso hacia delante.

Estoy en mitad de la plaza, desértica debido a la hora y la temperatura. Nos clavamos la mirada. Impávidos. Nada se remueve, ningún recuerdo se abalanza, solo una pequeña cantinela que extravió su voz en el tumulto hace meses. La madera resiste el impacto de cientos de pies sin queja alguna.

He perdido la cuenta y los recuerdos con ella. No importa si fue cierto, si hubo engaño, si las hojas curvas desparecieron tras el fondo oculto de un cajón. Nada queda de aquellos días. 

El otoño se vierte sobre el paseo a media tarde y las partituras se estremecen bajo el plástico. 

Una khalessi deja que sus dragones emprendan solos el vuelo. 

dissabte, 5 d’octubre del 2013

Si yo soy puta tú eres...



Un bar céntrico desde el que se escucha el ajetreo del ir y venir de funcionarios al son de las campanas de la iglesia. Un hombre se toma una cerveza, Pilsner. A dos metros un joven apoyado sobre la barra rebaña la suya, Voll-damm.
- Eso son tonterías, no existe machismo en el idioma.
- Además, qué mierda es eso de cambiarlo y usar el femenino en su lugar.
- Eso, eso. En todo caso habría que buscar un término neutro, un "lo". Aunque quizá también sea considerado masculino y tengamos que inventar uno nuevo que os guste a vosotras.
La camarera, yo, refunfuña entre dientes. Tendría más éxito si intentara explicarle a un ciego el color coral.

Partamos de esta base: por muy empático que sea un hombre jamás podrá entender el guetto social, lingüístico, político, económico, etc al que se ve, y se siente, expuesta una mujer día tras día. Del mismo modo que jamás podrá entender lo que es un embarazo. No se trata de juicios morales, ni de crear una escala de yo soy más que tú, son hecho irrefutables que ya va siendo hora que se asuman.

El castellano, al igual que el catalán, discriminan. El inglés también, por supuesto, pero las lenguas sajonas tienen un rollo raro con los adjetivos, muchos son neutros, lo que hace mucho más fácil escribir un texto sin género en inglés y alemán que en una lengua románica, al menos de las que conozco. Pero no tengo intención de destripar el lenguaje, para eso necesitaria haber cursado una carrera de filología, probablemente, conjuntamente con la de historia, porque una cosa es la otra, la cienca es historia, la religión es historia, la filosofía es historia, la economía es historia, la tecnología es historia. Hay de contextualizar para entender.

El tema que me ocupa hoy es el término "puta" usado como adjetivo o como arma arrojadiza. Cuando alguien me insulta llamándome puta está atacando abiertamente mi sexualidad y mi forma de entenderla. Muestra rechazo a mi comportamiento basado en una estructura moral más o menos férrea, probablemente derivada de años de yugo católico anclados en la cotidianidad de unas y otros, y con la consideración de creerse baluarte de lo correcto con derecho a juzgar el sentir ajeno. Lo adoro. Sigo sin entender qué guía a alguien a adoctrinar a los demás, hay quien sigue evangelizando el mundo.

En definitiva, lo que todas entendemos por "puta" porque a todas nos lo han llamado alguna vez, a la cara o no.

En realidad es un término absurdo e ilógico, sacado más de contexto de lo que pueda parecer a simple vista. Huelga decir que sin considerar la prostitución una profesión ilustre no creo que sea una actividad que se merezca el concepto que se tiene de ella. O mejor dicho no deberíamos crucificar a quienes la ejercen.

Bien es cierto que esto lo entiendo ahora, en un momento en que soy mujer, tolerante, abierta y con una lucha constante contra mis tabúes, además de no tener ningún interes en inmiscuirse en los dimes y diretes vecinos. Si fuera alguien que considera que mi ser, mi sentir, mi esencia, mi alma, mi respeto se encuentran en mi entrepierna, que un hombre está disculpado de cualquier acto violento para con nosotras porque "es un hombre" y ello parece implicar que carecen de fuerza de voluntad, que están sometidos constantemente a esos bajos instintos tan manoseados en los púlpitos de antaño (y lamentablemente en la actualidad), que tiene derecho debido a una jerarquía blablabla, pues otro gallo cantaría.

Así que soy una puta, por mil y un motivos, pero entonces... ¿qué eres tú? ¿Qué término se utiliza para un hombre? Muy bien, analicemos:

Un hombre con la misma catadura moral que yo. Que se haya acostado con tantas personas como yo. Que haya trasgredido alguna que otra norma social, que no ley. Que disfrute de su sexualidad de un modo abierto y sin tapujos.

¿Cómo lo llamaríais?¿Qué nombre recibe?

De ningún modo, porque esta definición envilece a la mujer y ennoblece al hombre. No hay término que defina el concepto de puta en un hombre porque, simplemente, un hombre no entra en ese concepto. Si lo reducimos al número de personas con las que nos hemos acostado, el número a partir del cual una mujer se convierte en una puta varia según la zona y la religión, aquí podríamos poner unas... 5 o 6. Si me he acostado con 5 o 6 personas soy una puta. Bien hagamos el mismo ejercicio con un hombre, un hombre puede ser mal visto si se ha acostado con ... ¿más de 10? creo que me quedo muy corta, pero lo daremos por válido porque, en realidad, las cifras aquí sirven de ejemplo, no me baso en ellas. Lo interesante es que si estoy delante de un tío que se ha tirado a media ciudad no tengo modo de insultarle. ¿Qué le digo? Ecs tio, eres un puto. (¿En serio? ¿Alguien ha dicho esto alguna vez?). Como mucho me horrorizo y le llamo cabrón. Pero cuidado porque cuando tratamos este término, puta, en ningún caso estamos valorando el sentimiento de la/s otra/s persona/s implicada/s, solo el acto en sí mismo.

Puta no tiene masculino. Solo su variante edulcorada y súmamente machista: Casanova, Donjuán, Machote, Semental, Hombre experimentado.

Vamos, lo mismito...

Pero claro, nosotras exageramos.