dimecres, 26 de setembre del 2012

Despertar o volver



El canto del gallo dio inicio a la pesadumbre tras el verano más caluroso jamás acontecido. 

Todo se ha vuelto enorme desde entonces. Los coches llevan a cuestas cunetas de terciopelo y dientes, los elefantes se mofan de su cándida estupidez, el metal hecho melodía apuñala cada una de sus lágrimas, el escenario amenaza con devorarla en un renuncio, todos los sueños...

No lo entiendo, se repite permitiendo que el viento la abofetee con fuerza.
No lo entiendo.
No lo entiendo...

Viejas costumbres, viejos amigos, siempre expectantes.

Pasea del brazo de un gendarme atenta al cielo y sus falsos pájaros. Se dejó la mano en un avión y puede que nunca la recupere. Pero sonríe, aunque le pese la ausencia, aunque el espacio y el tiempo la desconcierten, aunque le duela el pecho, aunque se le desgasten los dientes y los labios.

Estuvo cerca, nena, sigue jugando. (Quizá mañana, hoy me siento agotada)


2 comentaris:

Nikté ha dit...

Bueno, hasta los peques cuando están reventados de jugar, necesitan un tiempo de reposo: con los mofletes rojos y la mano un bollicao.
Pero te digo, y ahora en serio, todo lo que pueda ser esta loca que te quiere y te admira; me envuelves con tus palabras y ya no sé ni que siento.

Te echaba terriblemente de menos, tal vez este es el momento de empezar a jugar, nena.

Suzie Jane ha dit...

Es el momento, Aniuska. Yo lo necesito, tú lo necesitas... Juguemos ;).
Te requiero.